En la Edad del Hierro los pueblos del norte de Europa creían que los dioses habitaban en ellos y acostumbraban a hacer sacrificios humanos en su honor o simplemente ahogaban en sus légamos a los criminales.
Momia del hombre de Tollund.
Pero alguien, en algún momento, se dio cuenta de que la turba ardía y proporcionaba algo de calor y que podía incorporarse a la tierra de labor y aumentar su producción y de ahí, la turbera pasó de ser un lugar mágico a un lugar de aprovechamiento comunal.
Las turberas de El Padul se conocen desde tiempos muy remotos pero su nombre actual se deriva del apelativo romano “paludens “ que quiere decir pantano.
Están situadas a 21 km al sur de Granada capital, a 700 m de altitud, en la cabecera del Valle de Lecrín y actualmente pertenecen a la Reserva Natural del Parque Natural de Sierra Nevada, como humedal de importancia internacional (convenio RAMSAR).
Vista actual de la turbera de El Padul.
Su origen es tectónico, una fosa rellena por materiales postorogénicos y los restos vegetales de las lagunas que la ocuparon y que con el tiempo, por un proceso de carbonización, se han transformado en tres tipos de turba, negra, amarilla y gris, que ocupan decenas de metros de espesor y de las que se extraen actualmente 18.000T/año para abastecer a todo el país.
Turba negra (carbón) y turba rubia (abono).
Las turberas, dada su acidez actúan de dos modos, momificando los restos de los animales que caen en ellas o destruyendo sus tejidos e incluso los huesos de los más pequeños. Si embargo, El Padul es excepcional, gracias a su pólen fósil se ha podido establecer una datación cronológica muy precisa que sitúa el inicio de la turbera a finales del Terciario, con un máximo de extensión en el periodo Würm (Cuaternario, última glaciación, hace aproximadamente 14.000 años)
Además, entre 1966 y 1969 trabajadores de la empresa de extracción “Turberas de El Padul S.A.” y nosotros mismos, encontramos algunos restos fósiles de tortuga, pato, caballo, toro y ciervo bien conservados. Y en 1982, un equipo de investigación de la Universidad de Granada encontró los restos de un mamut.
Anade Real (Anas platyrhynchos) y Tortuga Europea (Emys orbicularis).
Fauna que viene a confirmar la existencia en el Pleistoceno superior granadino de un habitat de clima relativamente suave pero con inviernos muy fríos, más o menos lo que ocurre en zonas altas de Sierra Nevada, por ej. en Trevelez, en la actualidad. PDF
no hay nada de los fosiles de mamuts
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