viernes, 7 de junio de 2013

ESCOBOSA DE CALATAÑAZOR: un oasis en el paramo del Mioceno soriano.



El Mioceno es una época de degradación climática, hace más frío y el tiempo es menos húmedo que en épocas anteriores, lo que modifica directamente la vegetación con resultados sorprendentes para la fauna: las praderas de gramíneas sustituyen a los bosques y aparecen grandes zonas áridas en las que aún persisten ojos de agua y alguna vegetación palustre, es la era de los herbívoros. 

Y al mismo tiempo es una época de cambios profundos, la placa Africana choca con la Eurasiática y se establece un puente por el que la fauna de una y otra invade nuevos territorios, se producen intercambios a todos los niveles  y España es  obligada zona de tránsito para unas especies que pasaran de largo camino de Europa  y América o se quedarán para siempre.

El yacimiento de Escobosa de Calatañazor que  se encuentra en el borde septentrional de la Cuenca de Almazán, pertenece al Mioceno medio-alto, tiene una edad aproximada de 12 millones de años y es un claro exponente de estos cambios.

Es relativamente pequeño ya que es el relleno de una grieta de origen kárstico pero desde que en 1974 Clemente Saenz publicó un resumen de la estratigrafía de la zona, ha sido objeto de numerosos estudios y publicaciones porque, ha proporcionado una asociación de pequeños mamíferos totalmente nueva para el Mioceno de la Península, con varias especie nuevas y claros endemismos que la separan del resto de faunas de micromamíferos de Europa e incluso de otros yacimientos españoles.

 Prolagus tobieni

Muchos de estos pequeños mamíferos están aún presentes en la fauna actual, no con los mismos nombre pero si con las mismas características morfológicas o de hábitat,
Es el caso de los sorícidos o musarañas, de los topos, de los cricétidos  o  hamsters europeos, de los lagomorfos ocotónidos (liebres silvadoras de America del Norte ), de los glíridos o lirones de Europa y Africa, de las tamias o ardillitas de Estados Unidos o de los quirópteros que  pueblan las noches de todos los continentes.

Cricetodon soriae
 
Pero, también en el yacimiento han aparecido restos de anfibios, de reptiles y de aves de pequeño tamaño y algún diente de artiodáctilo así la suposición más extendida es que es muy probable que todos o casi todos ellos fueran las presas de aves rapaces que regurgitaron los restos óseos en sus egagrópilas mientras descansaban en su covacha.

Y, no busquéis este yacimiento, hace tiempo que desapareció debido a la erosión y la acción humana y lo mismo sucederá con el pueblo que le da nombre, abandonado y en ruinas. Aunque siempre queda la esperanza de que existan más fósiles en alguna otra grieta que confirmen su rareza.